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Phares in daily Larazon of Spain: "Siria, a la caza del político libanés"
By Dr Walid Phares
Jul 6, 2007 - 9:04:00 PM

Con el asesinato del diputado libanés Jebran Tueni en diciembre de 2006, meses después del asesinato de los políticos George Hawi y Samir Qassir, la estrategia terrorista sirio-iraní levantó la veda de la caza al parlamentario.

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Internacional

Siria, a la caza del político libanés

El brutal asesinato del ex primer ministro libanés, Rafik Hariri, se atribuyó desde el principio a los prosirios


 Walid Phares
Con el asesinato del diputado libanés Jebran Tueni en diciembre de 2006, meses después del asesinato de los políticos George Hawi y Samir Qassir, la estrategia terrorista sirio-iraní levantó la veda de la caza al parlamentario. Tras la retirada de las fuerzas sirias regulares de Líbano en abril de 2005, Bashar Asad y sus aliados en Teherán diseñaron una contraofensiva encaminada a destruir la Revolución de los Cedros. Uno de los principales componentes de la estrategia era, y es, el uso de todos los activos de los servicios de Inteligencia de Siria e Irán en Líbano para «reducir» la cifra de anti-sirios en el Parlamento.
Tan simple como eso: asesinar a cuantos miembros sea necesario para decantar la mayoría cuantitativa en la Asamblea Legislativa. Y cuando se haga eso, el gobierno Seniora se vendrá abajo y se constituirá un gabinete encabezado por Hizbulá. Además, si la guerra del terror asesina a otros 8 legisladores, el resto del Parlamento puede elegir un nuevo Presidente de la República, que pondrá al país bajo la tutela del régimen de Asad.
Tan increíblemente salvaje como pueda parecer esto en Occidente, el genocidio de los legisladores de Líbano a manos del régimen sirio y sus aliados es «muy corriente» en la cultura política baazista (y ciertamente en la yihadista). En los 80, Sadam Husein ejecutó a un gran segmento de la Asamblea Nacional de su propio Partido Baas. A lo largo de la misma década, Hafez Asad erradicó sistemáticamente a sus opositores en Siria y Líbano con el fin de garantizar su control sobre los dos países «hermanos». De modo que venir ordenando desde el otoño del 2004 el asesinato de sus contrincantes políticos por parte de Bashar con el fin de perpetuar su dominio sobre el pequeño «imperio» baasista no es un suceso tan sorprendente: es el procedimiento estándar de Damasco desde 1970.
El largo brazo de Siria e Irán
Para alcanzar estos objetivos, Siria tiene un gran abanico de herramientas en Líbano. En primer lugar, la gigantesca red del servicio de Inteligencia sirio, profundamente enraizada aún en el pequeño país; en segundo lugar, el poderoso Hizbulá, financiado por Irán, con su letal aparato de seguridad; en tercer lugar, los grupos controlados por Siria dentro de diversos campamentos palestinos procedentes de diversos contextos ideológicos, incluyendo baazistas, marxistas, y hasta islamistas como Fatah al Islam; en cuarto lugar, los simpatizantes pro-Siria y de Hizbulá «dentro» del ejército libanés y de los servicios de seguridad, aún bajo el control del general Emile Lahoud; en quinto lugar, las milicias y organizaciones satélite controladas a distancia por el servicio de Inteligencia sirio, como el Partido Nacional-Socialista de Siria; y en sexto lugar, los agentes introducidos dentro de grupos políticos que gravitan alrededor de Damasco, como los de Sleiman Frangieh, Michel Aoun o Talal Arslán. En pocas palabras, el eje sirio-iraní puede elegir a voluntad los autores materiales más apropiados para cada una de las «operaciones de derribo». El régimen de Asad dispone de «sus propios operativos» suníes para matar a los suníes, cristianos para matar a los cristianos, drusos para eliminar a los drusos, y de todos los recursos del terror de Hizbulá para obstruir y derrocar al Gobierno de Líbano.
La «reducción» -física y política- de la mayoría en el Parlamento libanés se inició tan pronto como salió elegida la Asamblea, en la primavera de 2005. La oposición libanesa obtuvo 72 escaños de las 128 plazas, una mayoría confortable para reanudar la «liberación» del país. En diciembre de 2006, un coche-bomba mataba al diputado Tueni, reduciendo la mayoría a 71. En diciembre de 2006, Pierre Gemayel es asesinado por agentes sirios. La cifra de diputados dedicados a su labor cae a 70. Hace pocas semanas, las amenazas sirias obligan al diputado Alawi a abandonar la mayoría, reduciendo la cifra a 69. El asesinato ahora del suní Eido, feroz contrincante del régimen sirio, reduce la cifra a 68. Cuatro asesinatos más y la mayoría parlamentaria colapsará, devolviendo el poder terrorista de Asad y Ahmadineyad a las costas del Mediterráneo.
¿Qué se puede hacer para detener la masacre de legisladores y sus consecuencias? El Consejo de Seguridad de la ONU, en virtud de las resoluciones 1559 y 1701, debería intervenir ordenando y supervisando los siguientes pasos:
a) Poner a cada uno de los 68 diputados restantes bajo protección directa. Una fuerza de seguridad especial sería despachada a Líbano, reuniría a los legisladores en peligro y más tarde los escoltaría para que llevasen a cabo sus deberes constitucionales.
b) Solicitar al Gobierno libanés de Siniora la convocatoria de elecciones legislativas apropiadas en los distritos de Matn y Beirut con el fin de reemplazar a los diputados Gemayel y Eido asesinados. Enviar observadores a supervisarlas.
c) Solicitar al Parlamento libanés la elección de un nuevo presidente durante el periodo constitucional que comienza en agosto, y escoltar a los 68 diputados en peligro (más los dos recién elegidos) hasta la ubicación de las presidenciales y proporcionar seguridad durante el proceso de votación.
Al hacerlo, el Consejo de Seguridad estará implementando sus propias resoluciones, ayudando al proceso democrático y combatiendo el terrorismo con el poder del pueblo libanés. Para cuando un nuevo presidente salga elegido, el camino -aún muy difícil y peligroso- hasta la democracia se abrirá.



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